VALLADOLID. El yodo es un mineral necesario para la formación de las hormonas tiroideas, que son esenciales para el buen funcionamiento de todos los órganos, para el crecimiento y desarrollo normal del cerebro y del sistema nervioso. El doctor Daniel de Luis repasó ayer en las Aulas de la Salud de El Norte de Castilla la importancia de este micronutriente esencial para la vida y qué alimentos introducir en la dieta para contar con un aporte suficiente de este mineral.
Este especialista expuso así, bajo el título de ‘Importancia del yodo en la salud’, los problemas de seguir una dieta pobre en yodo, en particular en ciertas etapas de la vida, en unas jornadas que se celebraron ayer en el salón de actos de Caja España-Duero, con el patrocinio del Grupo Recoletas, la fábrica de galletas Gullón y la Junta de Castilla y León.
Comenzó por explicar su importancia por intervenir en la síntesis de hormonas tiroidea «que participan en el desarrollo cerebral, el crecimiento y en la regulación del metabolismo». Destacó que la hormona estimulante de la tiroides (TSH) es el «termostato» que activa o desconecta la actividad en condiciones normales y que «cuando existe exceso de hormonas tiroideas, la hipófisis deja de segregar TSH, y viceversa, lo que mantiene un nivel relativamente constante de hormonas tiroideas en sangre». Sin la cantidad suficiente de yodo, no puede haber un correcto desarrollo. El bocio, el cretinismo, retrasos de crecimiento, hipoacusia (sordera) y algunos retrasos intelectuales están directamente relacionados con una falta de yodo.
Insistió este especialista en Nutrición e investigador en que «es la causa de hipotiroxidemia» –que es una disminución de la concentración de tiroxina en sangre y la causa más frecuente es el hipotiroidismo– . La buena noticia es «que se puede evitar». Recordó este endocrinólogo que, según la Organización Mundial de la Salud, «la carencia de yodo se la causa más frecuente del retraso mental prevenible» y que afecta a 2.200 millones de habitantes en todo el mundo.
De Luis advirtió que en España hay zonas severamente deficitarias en cuanto al consumo de yodo. Es más «hay estudios que constatan su deficiencia en zonas de catorce comunidades» –en Castilla y León, por ejemplo, «hay serios problemas en la zona montañosa de Salamanca o en la de Ponferrada»–; pero los trastornos que produzca dependerán de la intensidad del déficit, el momento en la vida en que se produzca y de su duración.
Los problemas que puede provocar son especialmente graves en el feto y en el recién nacido. De ahí, la importancia de que la mujer embarazada duplique la presencia de este mineral en su alimentación. No obstante, en la edad adulta su carencia puede provocar bocio, hipotiroidismo, función mental disminuida y aumento de la susceptibilidad a radiaciones.
El doctor De Luis insistió en que «el desarrollo del cerebro humano se realiza durante la vida prenatal y primera infancia. Una deficiencia de yodo en la madre durante esos períodos puede repercutir de forma negativa e irreversible en el desarrollo cerebral del niño». Y es que, «la hormona T4 de procedencia materna interviene en el desarrollo del tallo cerebral, la migración neuronal, la formación y proliferación neurítica y la maduración neuronal». La producción normal de hormonas tiroideas fetales es indispensable para el normal desarrollo cerebral. Para ello, necesita yodo. También durante la lactancia es muy importante su peso en la dieta.
Por todo ello, cuidar el consumo de este mineral es fundamental y, dado que se elimina por la orina y no se almacena largo tiempo en el organismo, «debe de ser ingerido diariamente en cantidades pequeñas». Además, el yodo solo se puede obtener de los alimentos y, fundamentalmente, de los de origen marino». De Luis recomendó el uso de sal yodada; pero hay que tener en cuenta para ello dos datos: El yodo se pierde durante la cocción, por eso se recomienda echarla después y, además, en el paquete el yodo solo permanece durante tres a cinco meses. Además, hay alimentos que aumentan la necesidad de su consumo como las coles, el maíz, el boniato o la soja porque intervienen en su absorción.
La mujer embarazada debe, por lo tanto, extremar cuidados pero dado que se le recomienda una dieta baja en sal y no duplica el consumo de pescado, el doctor De Luis recomienda los suplementos de yodo que garanticen una ingesta suficiente, de entre 200 y 300 microgramos al día. Incluso, si es posible, antes del embarazo.
Fuente: Norte de Castilla :: 29.Sep.2016