Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
La mandarina es el fruto del mandarino un árbol de la familia de las Rutáceas, originario de China e Indochina. Además, el género botánico Citrus, que incluye a esta fruta, es el más importante de la familia y consta de unas veinte especies con frutos comestibles.
Todas presentan como características específicas la presencia de altos niveles de vitamina C, flavonoides y aceites esenciales. Se dividen en cuatro grandes grupos, dentro de los cuales se encuentran las diferentes variedades: Clementinas, Híbridos, Clemenvillas, y Satsumas. Como buena fruta que es, su componente mayoritario es el agua (88,3%), por otra parte aportan una baja cantidad de hidratos de carbono y azucares (menos de 20 gramos por 100), por ello el aporte calórico de esta fruta es muy bajo (40 calorías por 100 gramos), con un aporte nulo de grasas y colesterol. La cantidad de fibra, que es de unos dos gramos por cada cien, la tenemos sobre todo en la parte blanca, entre la pulpa y la corteza, por lo que el consumo de estas partes blanquecinas favorece el tránsito intestinal. Con respecto a su contenido en vitaminas sobresale la vitamina C (35 mg por 100), y toda la familia de los carotenos, así como la vitamina A, aportando por tanto vitaminas que nos protegen frente a las infecciones y agendes oxidantes del medio y en el caso particular de la vitamina A es muy importante para la visión. Llama la atención en esta fruta el aporte de ácido fólico (21 ug por 100), una vitamina que interviene en la producción de nuestros glóbulos rojos, y que es vital para el desarrollo del sistema nervioso de los fetos. La contribución de los minerales es menos relevante, destacando el potasio, calcio y fósforo. Por tanto, la mandarina es una fruta con un bajo aporte de calorías, y un interesante aporte de fibra, vitamina C, A y ácido fólico.