Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
Aunque este alimento no tiene sabor dulzón, el aguacate es una fruta, procede de un árbol tropical americano que se cultivaba en México hace más de 10.000 años.
Allí es donde se encuentra el origen de la palabra aguacate, en la ancestral lengua mexicana náhuatl, en la que este fruto se le conoce como ‘ahuacatl’. Este alimento tiene un aporte calórico de casi 138 calorías por 100 gramos, a pesar de su alto contenido en agua (78%), esto se debe al aporte de grasas, que llega a los 12 gramos por 100. Estas grasas, son cardiosaludables, ya que 9 gramos son grasas monoinsaturadas (omega 9, ácido oleico), las cuales disminuyen los niveles de colesterol malo (LDL) y aumentan los de colesterol bueno (HDL), con un nulo aporte de colesterol. El aporte del resto de macronutrientes es menor, con tan solo 5,9 gramos de hidratos de carbono y 1,5 gramos de proteínas. Sí que es relevante el aporte de fibra, alcanzando los 1,8 gramos por 100, aportando tanto fibra soluble como insoluble, dos tipos muy necesarios que no siempre se encuentran en cantidades equilibradas en un mismo alimento. La fibra soluble se mezcla con el agua en el aparato digestivo y forma una sustancia viscosa muy beneficiosa en el intestino y nutritiva para nuestras bacterias intestinales (función prebiótica). Por su parte, la fibra insoluble retiene el agua, por lo que hidrata las heces en el intestino. Dentro de los minerales destaca el aporte de potasio con 400 mg por 100 gramos, es un 30 % más rico en potasio que el plátano y presencia de magnesio, un nutriente esencial para la estructura del organismo y el funcionamiento del sistema nervioso, digestivo e inmunológico. Por tanto, el aguacate aporta cantidades interesantes de ácido oleico, agua y vitaminas antioxidantes.