Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
La cerveza contiene sobre todo agua lo que, unido a su baja graduación alcohólica y al hecho de presentar en su composición maltodextrinas, la convierte en una bebida con alto poder hidratante.
Para comprender sus importantes propiedades nutricionales solo tenemos que pensar en sus ingredientes: agua, cebada y lúpulo, así como su proceso de producción, fermentación de baja graduación. Se trata de una bebida con bajo aporte calórico y una composición de macronutrientes que dominan los hidratos de carbono, con una presencia testimonial de proteínas (0,3 gramos por 100) y nula cantidad de grasas y colesterol. Con respecto a las vitaminas, al derivar de un cereal, son fundamentalmente del grupo B (fólico, B1 y B6), es decir aquellas que ayudan a obtener energía en nuestro metabolismo. El aporte de minerales es moderado, en forma de calcio, fósforo, magnesio, y potasio. Es llamativa la poca cantidad de sodio. Aunque la contribución de minerales depende más del agua con el que se fabrica cada cerveza, de manera que las más minerales son aquellas elaboradas con aguas duras. Asimismo, hay otras sustancias no nutritivas, con importantes efectos sobre nuestra salud en la cerveza, como son la fibra y los antioxidantes, que provienen fundamentalmente del tercer componente de la cerveza, el lúpulo. Este elemento que se añade a la cerveza durante su elaboración sirve para darle ese toque amargo, y aporta multitud de polifenoles. En resumen, esta bebida de baja graduación alcohólica presenta unas propiedades nutricionales únicas debido a la mezcla especial de agua, cebada y lúpulo. Su poder de rehidratación tras esfuerzos físicos es importante, debido a la composición de sodio y maltodextrinas.