Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
La trucha es un pescado azul semigraso, con un contenido de alrededor de 3 gramos de grasa por 100, la mayor parte de ellas poliinsaturadas, por tanto, muy cardiosaludables.
Su aporte de proteínas es de alto valor biológico (16 gramos por 100 gramos), no obstante, en cantidades inferiores a otros pescados que puede alcanzar hasta los 20 gramos. Teniendo en cuenta este contenido en calorías, proteínas y grasas, puede formar parte habitual de las dietas hipocalóricas en los pacientes obesos.
Por otra parte, este pescado presenta un aporte interesante de fósforo (208 mg por 100 gramos) y potasio (250 mg por 100 gramos); y moderado de sodio, magnesio, hierro y zinc. El fósforo está presente en los huesos y dientes. También interviene en el sistema nervioso y en la actividad muscular, y participa en procesos de obtención de energía. El potasio es un mineral necesario para el sistema nervioso y la actividad muscular.
Otro de los minerales que aporta la trucha es el magnesio (28 mg por 100 gramos). Este mineral interviene en el funcionamiento del intestino, los nervios y los músculos, además de formar parte de huesos y dientes. Entre las vitaminas destacan las del grupo B, sobre todo B1, B2 y B3. No obstante, el contenido en estas vitaminas no es tan importante si se compara con otros alimentos ricos en ellas (carnes, cereales integrales, legumbres, verduras de hoja verde). Respecto a las vitaminas liposolubles, la trucha contiene en cantidades significativas vitamina A (14 ug por 100 gramos), que se acumula en su hígado y sus músculos. Esta vitamina desde el punto de vista fisiológico interviene en el mantenimiento de nuestras mucosas, piel y visión. La trucha aporta una buena cantidad de proteínas de alto valor biológico y bajo aporte calórico.