Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
El langostino, como buen marisco, es una fuente interesante de proteínas con 20 gramos por cada 100 de alimento, y bajo en calorías, no alcanzando las 100 calorías por 100 gramos. Por otra parte, también hay que tener en cuenta que el aporte de grasas es bajo.
De hecho, no alcanza los dos gramos por 100 y el factor más relevante es que estas grasas son cardiosaludables (monoinsaturadas y polinsaturadas) en un porcentaje superior al 60%. En cuanto al contenido en hidratos de carbono es también bajo. Por otro lado, destacan otros nutrientes interesantes como son el yodo, el fósforo, el selenio, el calcio, el magnesio y el zinc, entre los minerales. Por cierto, con respecto al magnesio, sobre este nutriente hay que decir que favorece la transmisión de los impulsos nerviosos y ayuda a mantener estable la presión arterial. Por su parte, el selenio estimula el sistema inmunológico y tiene efectos cardioprotectores y antioxidantes. En cuanto al yodo es importante para el funcionamiento de la glándula tiroidea. Siguiendo con el análisis, sobre el sodio que aporta el langostino es elevado, por eso debemos limitar su consumo en pacientes con hipertensión. Mientras que su alto contenido en hierro lo convierten en un buen alimento para prevenir la anemia ferropénica. Entre las vitaminas destacan B9, B12 y B3. La vitamina B3 participa en el aprovechamiento de la energía, la vitamina B9 o ácido fólico es necesaria en las mujeres que desean quedarse embarazadas o ya lo están, mientras que la vitamina B12 es importante en el funcionamiento de las neuronas, así como en la maduración de glóbulos rojos. En resumen, estamos ante un marisco bajo en calorías, rico en proteínas y grasas cardiosaludables, con un importante contenido en vitaminas y minerales.