Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
El pulpo (Octopus vulgaris) es un molusco cefalópodo que se puede encontrar fundamentalmente en el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico en la Península Ibérica.
EL sabor y textura de su carne es muy apreciado en la gastronomía a lo largo de todo el mundo, existiendo recetas tradicionales y muy conocidas en España como el pulpo a la brasa, o a la gallega, y otras recetas más exóticas como el ceviche de pulpo peruano o sushi de pulpo en Japón. Por otra parte, la tinta también se aprovecha para elaborar salsas o en platos con arroz. Desde el punto de vista calórico, solo contiene 50 calorías por 100 gramos, es por tanto un aporte bajo, este aporte calórico proviene fundamentalmente de las proteínas que contiene 10 gramos por 100 y en menor medida de las grasas (1 gramos por 100), siendo la casi la mitad grasas polinsaturadas (grasas cardiosaludables), el aporte de colesterol es mínimo, no llegando a los 50 mg por 100 gramos. Estas propiedades nutricionales le hacen un alimento interesante en las dietas en paciente obesos o con factores de riesgo cardiovascular. Con respecto a los minerales, destacan el selenio, yodo, fósforo, calcio, sodio, zinc y magnesio. Para que nos hagamos una idea, una ración de 100 gramos de pulpo aporta el 75% de las necesidades de selenio de un adulto. Una ración de pulpo, prácticamente aporta un 50% de las necesidades de yodo diarias. Y con respecto a las vitaminas, el pulpo es una buena fuente de vitaminas del grupo B, tanto tiamina, como B6 y B12 (vitaminas que nos ayudan a obtener energía en los procesos metabólicos). También aporta vitaminas liposolubles, como son las vitaminas A y E, con un papel antioxidante muy importante. Por tanto, el consumo de pulpo nos aporta en la dieta pocas calorías y colesterol, pero es una buena fuente de proteínas, yodo, selenio, y vitaminas del grupo B, así como antioxidantes