Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
El cangrejo de río, también conocido como cangrejo rojo, es un crustáceo con cuerpo alargado, destacando en su morfología un primer par de patas torácicas que constituyen unas fuertes pinzas que emplea para atacar o defenderse y capturar las presas que le sirven de alimento.
El cangrejo es una especie de crustáceo omnívoro, tremendamente voraz y muy ubicuo, habitando en ríos, lagunas y marismas, en aguas templadas o cálidas. Con respecto a su valor nutritivo, el cangrejo de río presenta una carne rica en proteínas (casi 20 gramos por 100), alcanzando el mismo nivel que carnes de animales como la ternera y el cerdo. Sin embargo, la presencia de grasa es baja (5 gramos por 100), aportando aproximadamente 125 calorías por 100 gramos de producto. Su composición general no se diferencia en exceso del resto de crustáceos, con un 70%-75% de agua, y a pesar de su bajo contenido en grasas, el perfil es muy interesante, ya que dominan las grasas polinsaturadas y monoinsaturadas (cardiosaludables) frente a las grasas saturadas. Además, el aporte de colesterol tampoco es demasiado elevado (100 mg por 100 gramos). Con respecto a los minerales, destacan el contenido en fósforo (176 mg) y en potasio (270 mg), con un bajo aporte de sodio (370 mg). El aporte de yodo también es interesante, entorno a los 40 ug por 100, es decir casi un tercio de las necesidades diarias de nuestro organismo y en especial para nuestro metabolismo y glándula tiroidea. En cuanto a las vitaminas, destacan la vitamina B12 y en menor cantidad el ácido fólico, B3, B6 y las vitaminas liposolubles A y E. En resumen, estamos ante un alimento que puede aportar a nuestra dieta una interesante cantidad de proteínas, grasas de buen perfil cardiovascular, así como una cantidad de fósforo y yodo importantes.