Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
L a papaya es una fruta originaria de América, donde se cultivaba y se consumía muchos años antes del descubrimiento del Continente.
Hoy en día se cultiva en zonas tan alejadas de ese continente como Australia o África, incluso Europa, ya que tan sólo precisa de un clima cálido y lluvioso. Como fruta que es, su contenido en agua es alto, casi un 90% por ello su aporte calórico es bajo, no alcanzando las 40 calorías por 100 gramos, a expensas fundamentalmente de los hidratos de carbono, casi 9 gramos por 100, fundamentalmente azucares. Además cabe reseñar que cuanto más madura más azúcar presenta. El aporte del resto de macronutrientes es bajo, apenas 0,5 gramos de proteínas y 0,1 gramos de grasas, con un aporte nulo de colesterol. También encontramos fibra en una cantidad nada despreciable, casi 2,5 gramos, que ayuda a regular el habito intestinal. Con respecto a los minerales, fundamentalmente aporta potasio y en menor cantidad calcio, magnesio y fósforo. Destacan sobre todo los micronutrientes, tipo vitaminas, principalmente los antioxidantes como la vitamina A y C. De esta forma, por ejemplo podemos decir que si consumimos 100 gramos de papaya conseguiremos cubrir el 100% de nuestras necesidades diarias. Por otro lado, hay que tener en cuenta la aportación de otro antioxidante como es el licopeno. Precisamente, este elemento, el licopeno, es el responsable de darle a esta fruta su característico color anaranjado. Otro de sus compuestos es el flavonoide criptoxantina, con potentes efectos antioxidantes. Por tanto, es un alimento con amplios efectos protectores para nuestra piel y nuestro sistema cardiovascular. En resumen, podemos decir que estamos ante un alimento bajo en calorías y con una potente acción antioxidante para nuestro organismo.