Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
Este alimento, proveniente del nogal (Juglans regia) es originario de Persia. Rico en calorías, como todos los frutos secos, presenta un bajo contenido en agua y una alta densidad energética hasta aportar 14 gramos de proteínas por cada 100.
Aquí encontramos la arginina, un aminoácido que es cardiosaludable, al favorecer la formación de sustancias que dilatan las arterias (óxido nítrico) y que, por tanto, disminuyen la tensión arterial. El aporte de grasas es elevado, no obstante el 90% son insaturadas; contiene ácidos grasos poliinsaturados esenciales del tipo omega 3 y omega 6, que reducen los niveles de colesterol y triglicéridos de la sangre, y disminuye, por tanto, el riesgo cardiovascular. Registra cantidades considerables de ácido alfalinolénico (7% del contenido graso), que es una grasa con un importante efecto hipolipemiante. La presencia de estos ácidos grasos poliinsaturados diferencian las nueces de otros frutos secos, de manera que se convierten en las más cardiosaludables de toda la familia. La proporción entre ácidos grasos saturados y poliinsaturados de la nuez es de 1 a 7-8, una proporción difícil de encontrar en otros alimentos naturales y que la industria alimentaria está intentando imitar en algunos alimentos procesados. Este fruto seco también es rico en fibra, que beneficia el tránsito intestinal y previene varios tipos de cáncer, del tubo digestivo, sobre todo del colon. Las nueces también se consideran un importante antioxidante gracias a su contenido en vitamina E, hasta disminuir el riesgo de ciertos tipos de cáncer y de enfermedades cardiovasculares. Aportan cantidades significativas de vitamina B1 y B6 que favorecen el buen funcionamiento del sistema musculoesquelético y del cerebro, y, además, contienen minerales beneficiosos para el organismo.