VALLADOLID. No se trata de un jeroglífico, ni de un crucigrama y es tan complicado de entender como la factura de la luz. Son las «famosas» analíticas. Un documento médico que provoca quebraderos de cabeza a quienes erróneamente interpretan los resultados sin consultar a un profesional de la salud o lo que es peor, lo hacen en Internet. Para evitar sustos y alarmas innecesaria, Daniel de Luis Román, catedrático de Endocrinología y Nutrición de la UVA, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario y también director del Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición de la Facultad de Medicina de Valladolid, fue el encargado, ayer, de arrojar luz sobre estas cuestiones en las primeras las Aulas de la Salud de El Norte de Castilla, en este 2018.
Bajo el título ‘¿Qué dicen mis análisis?, el salón de actos de EspañaDuero acogió una nueva jornada que se celebró con el patrocinio de la fábrica de galletas Gullón, del Grupo Recoletas Red Hospitalaria y la Junta de Castilla y León.
Comenzó su intervención incidiendo en la variabilidad a la que están sometidas las analíticas «en ocasiones es necesario repetirla por causas técnicas o del propio paciente». En este sentido, explicó que solo se determinan análisis en los hospitales de Medina del Campo, el Clínico y el Río Hortega, en el caso de Valladolid, y que los centros de salud hacen la función de puntos de extracción. A través de un informe analítico se puede medir «prácticamente» todo. En primer lugar, se refirió a los parámetros que definen la función renal para subrayar que los mí- nimos y máximos reflejados, pueden variar dependiendo de la técnica empleada en cada laboratorio. Asimismo, puso de relieve la influencia que tienen cuestiones como el sexo, la edad o las conductas alimentarias sobre los parámetros que definen oel estado del paciente. El doctor De Luis Román, se refirió en su intervención, a la detección de enfermedades como la diabetes porque «más del 50% de los diabéticos no saben que lo son». En este caso, el resultado de más de 126 mg/dl de glucosa, en un análisis realizado en ayunas, se traduce en el diagnóstico de esta enfermedad.
Precisamente, esta fue una de las cuestiones que generó más interés entre el público asistente, junto a los niveles de colesterol y su interpretación. La diferencia entre el colesterol bueno HDL y el malo LD fueron aclarados por Daniel de Luis Román. En primer lugar explicó que «todos nosotros necesitamos el colesterol pero en una medida adecuada». En este caso, señaló que los valores en diabéticos deben ser inferiores a 100mg/dl, en el caso del colesterol malo y para una persona en condiciones normales se situaría en menos de 160mg/dl. También suscitaron dudas la periodicidad y las condiciones en las que se debe acudir a realizar una analítica. La recomendación para una población general y sana es de una analítica anual a partir de los 45 años, «para monitorizar la glucosa» y «en ayunas de ocho horas», insistió.
Por otro lado, para el diagnóstico de las anemias, cuestión también planteada durante su exposición, será necesario estudiar los resultados del hemograma. Los valores bajos de los glóbulos rojos pueden ser un indicio de una anemia pero en estos casos son de especial relevancia los datos del hierro, en particular de la ferritina. En este caso, y en respuesta a una de las asistentes a esta cita con las Aulas de la Salud de El Norte, el doctor explicó que pese a su importancia para nuestra salud, el ser humano tiene «muy poco hierro en el organismo, menos de lo que hay en un azucarillo». Y aquí es donde entra en juego la ferritina, que es donde lo almacena nuestro cuerpo.
Una cuestión que sirvió para poner de relieve de nuevo la variabilidad de las analíticas. «No hay cifras, dependerá de la técnica empleada por el laboratorio, de si el paciente tiene una caries o un catarro», indicó. Por este motivo, destacó en sus conclusiones, la importancia de asesorarse con un profesional de la salud, desoír la información de Internet, tener en cuenta que en ocasiones es necesario repetir los análisis y, por último, «los análisis no curan», concluyó.