Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
Después del periodo de las Navidades regresamos a una dieta más convencional y es importante incorporar en nuestra dieta de nuevo las verduras. La acelga es un pariente de las espinacas y la remolacha. Las variedades de acelga más conocidas son la de color verde amarillento claro y penca de color blanco, siendo esta última la más comercializada.
También existe la acelga verde con penca blanca (Bressane), con hojas muy onduladas, de color verde oscuro y pencas muy blancas y anchas. Todas estas variedades se caracterizan nutricionalmente por un aporte calórico muy bajo (menos de 30 calorías por 100 gramos), esto se debe a las bajas cantidades que aportan de hidratos de carbono (menos de 5 gramos), proteínas (menos de 4 gramos) y grasas (menos de 0,4 gramos). Fundamentalmente están compuestas por agua (90%) y fibra, alcanzando cantidades casi de hasta 9 gramos por 100. En cuanto a su aporte de micronutrientes, es una de las verduras con más contenido en folatos (140 ug por 100), con cantidades muy importantes de betacaroteno (1095 ug) y también de vitamina C (20 mg por 100 gramos).
Las hojas verdes más externas son las que más vitaminas aportan y debemos recordar que los folatos son muy importante para la mujer embarazada. El mineral más abundante en la acelga es el potasio (550 miligramos por 100), presentando cantidades apreciables de magnesio, yodo, hierro y calcio. A pesar del contenido en hierro y calcio, estos minerales se absorben mejor cuando están presentes en alimentos de origen animal. En resumen, por su bajo aporte calórico es un buen alimento para las dietas de los pacientes que tienen que perder peso.
Además la presencia de potasio y calcio, la convierten en una verdura interesante para las personas con la tensión arterial elevada. Y su contenido en folatos hacen que este indicada su consumo antes y durante la gestación.