Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
Desde el punto de vista nutricional, la manzana en un 85% de su composición es agua, aportando apenas 60 calorías por 100 gramos.
Con respecto a los azúcares, la mayor parte los aporta en forma fructosa y en menor proporción, glucosa y sacarosa, estos azúcares son de rápida absorción por parte del organismo, siendo los nutrientes más abundantes después del agua. La manzana es un alimento rico en fibra (tanto soluble como insoluble).
En el grupo de la fibra soluble es característica la presencia de pectina, que actúa ayudando a controlar los niveles de colesterol y azúcar en la sangre. Debemos tener en cuenta que si comemos la manzana, cruda y con piel, es útil para tratar el estreñimiento; ya que se aprovecha la fibra insoluble presente en la piel. Como hemos comentado, la manzana es una fruta muy rica en pectina, fibra soluble. La pectina tiene la particularidad de retener agua y se le atribuyen efectos beneficiosos en caso de diarrea ya que hace más lento el tránsito intestinal. Dentro de los minerales que aporta la manzana, uno de los más importantes es el potasio. Contiene también antioxidantes como los flavonoides y polifenoles. Además, gracias a la presencia de ácido málico y tartárico facilita la digestión de aquellos alimentos que poseen un alto contenido en grasas.
Por sus diferentes beneficios y propiedades nutricionales mencionadas, la manzana se convierte en una de las principales opciones para poder tomarla a media mañana o en la merienda, convirtiéndose en un alimento saludable, sabroso y refrescante.