Daniel de Luis
Jefe del Servicio del Clínico de Valladolid
Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición
Las dietas milagro son un grupo enorme de diferentes dietas que son utilizadas por los pacientes obesos, se fundamentan en una hipotética pérdida de peso con poco esfuerzo y se caracterizan por una redistribución de macronutrientes y micronutrientes. Estas dietas pueden producir importantes problemas para la salud debido a restricciones de la energía muy severas, déficit de proteínas con pérdida de masa muscular o exceso de proteínas con sobrecarga del riñón y del hígado.
Incluso exceso del contenido de grasas con aumento del riesgo cardiovascular, con elevación de los niveles de colesterol y triglicéridos u empeoramiento del metabolismo de la glucosa (diabetes mellitus). Dentro del innumerable listado que nos podemos encontrar de dietas milagro, las podríamos agrupar en cuatro grandes familias: Ricas en proteínas (dieta del astronauta, dieta Mayo, dieta Dukan, etc.) con considerables efectos negativos sobre el riñón y la mineralización ósea; dietas ricas en hidratos de carbono (dieta del plan F) con una considerable sobrecarga del páncreas y de la producción de insulina; dietas ricas en grasa (Atkins) con efectos nocivos sobre el perfil lipídico y, por ello, sobre el riesgo cardiovascular; y las disociadas (de Montignac), peligrosas en determinadas épocas de la vida y patologías asociadas. Lo ideal es consultar con su médico para orientar el caso e individualizar el tratamiento dietético con ayuda de otros profesionales de la salud. Este tipo de dietas milagro, con objetivos a corto plazo, no ayudan a educar nuestros hábitos nutricionales y por tanto no tienen efecto a largo plazo. Por otra parte, favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido (efecto ‘rebote’ o ‘yo-yo’), que se ha demostrado que empeoran el riesgo cardiovascular.